A medida que envejecemos nuestra visión se deteriora y la presbicia es una de las consecuencias naturales de ello. Es en esta etapa cuando las gafas de lectura se hacen un accesorio común para muchas personas, teniendo en algunas ocasiones que estarlas intercalando con gafas para ver de lejos o usando las incomodas bifocales.
Para evitar este tortuoso ritual de estar colocando y quitando las gafas durante todo el día, un equipo de científicos de la Universidad de Utah, están desarrollando un nuevo tipo de gafas inteligentes con lentes líquidos adaptativos, capaces de ajustar el enfoque según lo que la persona esté viendo ya sea un objeto cercano o lejano.
Aunque éstas gafas inteligentes aún se encuentran en una etapa de prototipo que, aunque es funcional, no es del todo práctico por su enorme tamaño, sí se presentan como una prometedora tecnología para los años que vienen. Para hacer su magia, los lentes de glicerina líquida de estas gafas son empujados por unos diminutos actuadores en los marcos, que a manera de pistones hacen que el líquido cambie de posición y forma, haciéndose más delgado o más grueso en algunas zonas para ajustar el punto focal de las mismas.
Un pulso de luz infrarroja en el centro de los marcos es enviado de forma constante hacia el frente, para medir la distancia entre las gafas inteligentes y el objeto que se está viendo, de forma tal que se ajuste foco de los lentes en tiempo real y en cuestión de milisegundos, cada que se cambia de distancia, como lo harían nuestros ojos de forma natural.
Finalmente, una app compañera en el Smartphone del usuario, se conecta vía bluetooth con las gafas inteligentes, para retroalimentar la calidad del enfoque, y permitirle hacer en cualquier momento calibraciones rápidas según las necesidades propias de cada persona. Carlos Mastrangelo uno de los creadores de ésta innovadora tecnología, comentó que están trabajando junto a un equipo comercial para hacer posible que para el 2020 tengamos en el mercado las primeras gafas inteligentes de este tipo.
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